jueves, 2 de octubre de 2014

Uno para definirlo todo.


Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas.

Así empezaba el famoso libro de J.R.R. Tolkien: El señor de los anillos  y de esta frase algo tenebrosa se puede extraer un concepto muy importante y es que en muchas ocasiones un simple objeto puede tener mucha fuerza y ser más importante que muchos (de haber habido más anillos el poder hubiera estado más equilibrado). Dejándonos de abstracciones y de finales fatídicos hoy vengo a recalcar que justamente eso es lo que le falta a la neurociencia hoy día, no, un anillo no, sino un estándar